18 noviembre, 2007

Nuevos Descubrimientos: Ventarrón y Collud

Luego de tres meses de excavación científica, un grupo de arqueólogos desenterraron un mural multicolor que tendría 4.000 años de antigüedad, y forma parte de un templo que sería el más antiguo de América.
El mural representa la caza de un venado, ritual practicado por los antiguos habitantes de este lugar; se observa ejemplares que están atrapados en una red y tratan de liberarse de sus captores.

El sensacional hallazgo se registró en un yacimiento arqueológico denominado Ventarrón, a unos 20 kilómetros al noreste de Chiclayo. El recinto mide 50 metros de ancho por 50 de largo, y sus paredes están decoradas con pinturas de colores rojo, blanco y verde, en las tres fases de construcción...

Los restos arqueológicos en el distrito de Pomalca -levantados aproximadamente mil años después de Caral-, que ahora se revelan poco a poco ante los ojos de los arqueólogos, constituirían el origen de la civilización andina en el norte del país, y fueron recuperados a tiempo de la destrucción, ya que los pobladores que habitan en el centro poblado aledaño fabrican adobes en los alrededores del yacimiento.


Los primeros sucesos.
Hace tres meses, Ignacio Alva Meneses estuvo a punto de entrar en shock cuando, por versión de algunos campesinos, se enteró de que habitantes del centro poblado Ventarrón se dedicaban a elaborar adobes en los alrededores de una huaca, que durante varios años fue intensamente saqueada.
Sin titubear, solicitó la intervención de las autoridades para salvar de la completa destrucción un sitio arqueológico muy antiguo, que guardaba en sus entrañas valiosos secretos, donde podrían estar los orígenes de una civilización que antecedió a los grandes señores de Cupisnique, Mochica, Lambayeque e Inca.

Alva estaba confiado en salir victorioso de tan difícil cruzada, porque conocía la zona como la palma de su mano, dado que durante los últimos diez años caminó incansablemente por Ventarrón, Collud y Zarpán, en su afán por conocer más detalles del período Formativo, que lo había motivado desde que se graduó de arqueólogo en el 2000.

Con la autorización otorgada por el Instituto Nacional de Cultura el investigador, acompañado por un centenar de obreros, procedió a detener semejante aberración contra nuestro patrimonio cultural.
Respaldado económicamente por el Estado, a través de la Unidad Ejecutora Naylamp Lambayeque 111, por la empresa agroindustrial Pomalca y soldados de la Séptima División de Infantería de Lambayeque, se procedió a retirar toneladas de basura acumuladas en el lugar, ubicado cerca de uno de los rincones del imponente cerro Ventarrón.


Las sorpresas que aguardaban bajo los desechos.
Dos días después de haber iniciado la intervención arqueológica, Alva y sus colaboradores pusieron al descubierto un pequeño detalle que los hizo sentir más peruanos que nunca. Siguiendo la pista dejada por un pozo de huaquero, llegaron hasta las paredes de un recinto bellamente dibujado con trazos en zigzag y pintado en tonos rojo y blanco, como nuestros símbolos patrios.
Un mes más tarde, y tras haber retirado varias toneladas de relleno, otra sorpresa los dejó sin aliento. En el interior de la nave principal del templo, un cuadro multicolor veía por primera vez la luz, luego de permanecer enterrado durante unos cuatro mil años.

Por un instante, la imagen de su madre Susana Meneses, también arqueóloga, vino a su mente, quien antes de fallecer le dijo que algún día descubriría algo muy importante. En efecto, esto se hizo realidad, porque había hallado para la ciencia un verdadero tesoro. Se trataba de una pintura mural de 4 metros de ancho perfectamente decorada con arcillas multicolores, nunca antes registradas en nuestro país.
Por tratarse de algo muy delicado, inmediatamente se recurrió a los servicios del especialista Julio Reyes Ponce de León, quien con el apoyo de un equipo multidisciplinario procedió a realizar labores de conservación y así evitar el deterioro de tan preciada evidencia de la arqueología peruana.

Mientras decenas de trabajadores continuaban con el desentierro del prehistórico templo, Alva trataba de descifrar las escenas hasta que, luego de varios días de análisis, concluyó que se trataba de escenas repetitivas, en las que se aprecia una red multicolor dentro de la cual se observa un venado cautivo tratando de soltarse de sus captores.
Según el investigador, las escenas serían el antecedente de una costumbre ancestral que, por ejemplo, fue genialmente plasmada 2.000 años después en las orejeras del Señor de Sipán.

A medida que avanzaban los trabajos de excavación, la estructura del templo iba definiéndose y se pudo apreciar las fases de construcción y otros componentes del templo.
Aunque no se ha desenterrado completamente, se conoce que el recinto tuvo hasta tres fases. La primera estuvo completamente pintada con trazos en zigzag con los colores rojo y blanco, habría medido 21,5 metros de largo por 12,5 de ancho, y en el corazón de la nave principal los antiguos peruanos pintaron dos murales de más de cuatro metros de largo, con escenas del venado cautivo.

Pero eso no ha sido lo único que se ha podido rescatar para la humanidad. Bajo siete llaves, los arqueólogos guardan valiosas ofrendas, como un pututo de singulares características, un caracol, los restos óseos de un mono y de un guacamayo, este último adornado con un collar de turquesas.
Igualmente, a un costado de la pintura mural, se logró desenterrar lo que habría sido un fogón utilizado para ceremonias especiales. Precisamente, de este lugar, se extrajeron muestras para realizar los análisis de fechado carbónico, efectuado en Florida (Estados Unidos), y que arrojaron una antigüedad de 4.000 años.

Ignacio Alva Meneses reveló que también se desenterraron evidencias de una segunda fase del templo, cuyas paredes estuvieron pintadas de color verde claro, que posee la misma forma arquitectónica pero con volúmenes de rellenos más amplios. Esta segunda etapa habría sido construida un siglo después, durante el desarrollo de las culturas Chimú e Inca (1300-1400 después de Cristo). En esa oportunidad, los habitantes volvieron a utilizar el recinto, y prueba de ello son más de media decena de entierros (niños y adultos posiblemente sacrificados) y ofrendas encontradas cerca de la fachada y en la parte más alta de la construcción.

En la zona queda mucho por investigar y descubrir, lo cual llena de orgullo a Ignacio Alva, quien está seguro de seguir por la senda de su famoso padre Walter Alva, descubridor del Señor de Sipán.
"Nunca pensamos hallar un lugar tan antiguo, aunque sí teníamos previsto dar con evidencias del Formativo", dijo el investigador, mientras instalaba enormes techos para proteger los nuevos tesoros de las inclemencias del clima.


«Ventarrón marcaría el inicio de la civilización en la costa norte»
Por su parte Hernando Malca, arqueólogo del Instituto Nacional de Cultura de Lambayeque, opinó que en el distrito de Pomalca existe mucho por descubrir, porque se trata de un lugar con abundantes evidencias de civilizaciones tempranas. "Por ejemplo, en El Arenal hay entierros del Formativo que no han sido registrados, pero de mucha importancia porque permiten conocer el patrón funerario de la época, así como sus costumbres", declaró.

En Ventarrón lo más atractivo es la pintura mural de más de 4.000 años de antigüedad, que posee un significado iconográfico trascendental, porque muestra un ritual de lo que aconteció en aquellas épocas, dijo el arqueólogo.

Malca comentó que el hallazgo cambiará mucho la información registrada que se conoce hasta el momento, porque se trata de un nuevo aporte para la prehistoria andina, si se tiene en cuenta que podría haberse puesto al descubierto el inicio de la civilización en la costa norte, de un desarrollo cultural y del estado precerámico.
El especialista informó que luego de realizar una inspección, un equipo del área de arqueología del INC-Lambayeque detectó que los trabajos de investigación científica dirigidos por Alva cumplen con los objetivos plasmados en el proyecto presentado varios meses atrás.

El templo primigenio descubierto en la zona de Ventarrón, que marcaría el inicio de la civilización en la región norte del Perú, posee singulares características arquitectónicas y fue remodelado hasta en tres oportunidades, pero lo interesante radica en la existencia de una pintura mural de variados colores, paredes pintadas de rojo y blanco, además de un altar de culto al fuego, donde durante varias décadas se quemaron ofrendas a favor de algunas deidades.

La pintura descubierta dentro del recinto sagrado sería la más antigua del Perú y de América, se encuentra en buen estado de conservación y representa una red multicolor, en cuyo interior se puede observar a un venado. Este ícono está muy ligado al rito de los ancestros.
Ha sorprendido a los investigadores que el templo no tenga imágenes conocidas del período Formativo (como felinos, serpientes, aves), lo cual significaría una tradición diferente. Igualmente, no existe ningún elemento vinculado al mar, pese a que se trata de una civilización costeña.

El mural tiene un diseño 'moderno', como un arte óptico en el que hay que afinar el sentido de la vista para entender que se trata de un animal detrás de la red. El venado está vinculado a las sociedades más tempranas, a los rituales chamanísticos, como el animal del cual vivían los ancestros.
Estamos frente a una verdadera joya de arte, en sus épocas prístinas. Se trata de un templo primigenio, que posee unas imágenes inusuales dentro de lo que llamamos la tradición cultural andina.

Podemos decir que se trata de una civilización avanzada, y lo demuestra con sus imágenes y técnicas de construcción que aún no habían sido registradas, en las que no utilizaron piedras ni adobes sino concreciones de barro, sedimentos recogidos de las orillas del río que se ubica muy cerca del lugar.

Este descubrimiento va a enriquecer mucho a la ciencia, porque muestra una tradición arquitectónica e iconografía diferente de lo que se conocía hasta el momento. La presencia de animales selváticos evidencia que hubo una interrelación cultural muy fuerte con la Amazonía. Esto se fundamenta en que Lambayeque tiene posición estratégica de contacto con la hoya amazónica.

Finalmente, podemos decir que estos pobladores que vivieron en Ventarrón podrían ser los herederos del arte rupestre.


Infografía de El Comercio


El Complejo de Collud.
En las últimas semanas, otros hallazgos han generado expectativa entre los científicos.
Como parte del mismo proyecto, en la zona arqueológica de Collud -en la zona rural del distrito de Pomalca- los investigadores están desenterrando un templo de monumentales proporciones y de 3.000 años de antigüedad, cuyas paredes presentan muros en alto relieve con figuras típicas del Chavín Antiguo.

El recinto es el templo más grande del período Formativo (2.500 a 3.000 años de antigüedad) que se conoce hasta la fecha. Posee 140 metros de largo, tiene una escalera de 27 metros de ancho con 24 escalones y formaría parte de una acrópolis, constituida por cuatro templos edificados en diferentes direcciones, todos ellos ubicados entre los cañaverales de la azucarera Pomalca.

Lo más significativo que se logró descubrir en Collud son decoraciones en alto relieve con figuras de felinos, serpientes bicéfalas y otras figuras que adornarían el contorno del templo, ubicado a escasos metros del centro poblado del mismo nombre.


Otros Datos:
-El 'templo del venado cautivo' mide 50 metros de largo por 50 de ancho. El diseño aún no se termina de descifrar, pero posee contrafuertes y paredes de hasta 6,50 metros de alto.
-Todo el edificio ha sido construido sobre roca sólida, con bloques de arcilla que formaron parte del lecho del río Chancay-Lambayeque, los que luego fueron enlucidos y se les dio un aspecto liso de gran atracción.
-Los análisis de fechado carbónico demoraron aproximadamente diez días y se llevaron a cabo en el laboratorio Beta del estado de Florida, Estados Unidos. Para esto se enviaron restos de carbón vegetal.
-Cuatro son los frentes de cuidadoso trabajo arqueológico en el distrito de Pomalca: Ventarrón, Zarpán, Collud y Arenales.
-En el sitio Arenales, se descubrió una ciudadela también del período Formativo. En el lugar, además de arquitectura se hallaron 11 contextos funerarios intactos.


Los últimos hallazgos en el país:
• El último hallazgo arqueológico anterior a este también se dio en Lambayeque. Se trata de los restos de un alto dignatario hallados en Huaca Rajada.
• En febrero pasado, los fuertes vientos dejaron ver más figuras hechas por los antiguos peruanos en el distrito Rosario de Yauca, en Ica.
• En diciembre del 2006 fueron hallados los restos de un complejo arqueológico en Chotuna, también en Lambayeque.
• En noviembre del 2006 se hallaron 20 tumbas de personajes de Sicán en el Santuario Histórico Bosque de Pomac.
• En enero del 2006 también fueron hallados los restos de una ciudadela paracas en Ica.
• La Señora de Cao, descubierta en el complejo arqueológico El Brujo (La Libertad) el 2005, fue la primera mujer gobernante del antiguo Perú en ser hallada.

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Tras las huellas del Mural del venado

El programa "Tiempo de viaje", que conduce Rafo León, lo llevará hoy a las 8 p.m. a recorrer el Mural del venado, representación que cuenta con 4.000 años de antigüedad y que podría ser uno de los más antiguos en su tipo en América.

El espacio, que se ve por Plus TV (Canal 6 en Cable Mágico), también incluye una mirada a Huaca Rajada y otros atractivos arqueológicos de Lambayeque.

Y el horario de la semana... ya que facil lo repiten en una de estas fechas:

Lun. 19 de Noviembre 11:30
Mie. 21 de Noviembre 21:30
Jue. 22 de Noviembre 02:30
Jue. 22 de Noviembre 11:30
Vie. 23 de Noviembre 17:30
Sab. 24 de Noviembre 15:30
Sab. 24 de Noviembre 20:00

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