16 septiembre, 2009

32º Aniversario de publicación de "El Silmarillion"



El 15 de septiembre de 1977, salió de la imprenta un libro poco común, una colección de relatos de un mundo extraño, que comprendía no solo tierras de las que el público ya tenía alguna idea, sino que hablaba también de otras tierras que -a excepción del autor y algunos amigos íntimos- no habían sido hollados por la imaginación de nadie más.

Los personajes, en su mayoría, eran los mismos que el autor ya nos había presentado en los libros que había publicado antes: elfos, enanos, orcos, hobbits, magos, trolls, ents... y los hombres.

Pero estas historias no eran continuación de aquellas otras publicaciones, ni tampoco eran de creación reciente; estas historias eran casi tan antiguas como el autor que las había imaginado, y habían sido el gérmen del que 'nacieron' las que el público en ese momento conocía. Narraba acontecimientos de eras muy anteriores, incluso del 'génesis' de este mundo imaginario, de la llegada de los elfos, hombres y demás pueblos que la habitan.

El mismo libro, además, llevaba un nombre que sonaba extraño, exótico... pero bello: "The Silmarillion".


El 18 de marzo de 1984 fue, a su vez, la fecha en que se publicó por primera vez en castellano, por la editorial Minotauro; y una reedición de esta obra fue la que, luego de enterarme de estas historias en el 2000, me conseguí -junto a una edición de El Hobbit- en un stand de la Galeria Quilca, a fines de ese año.
Y recuerdo que, en el camino de regreso a casa -era un día soleado, como olvidarlo-, no dejaba de mirar la portada y maravillarme con lo alucinante de esa grandiosa escena (gracias John Howe): los muros blancos de un castillo, asediado por una serie de seres extraños, dragones, gusanos, un 'señor oscuro' a caballo... y llamas, lava y llamas, de las que se elevaban columnas de humo muy negro, y que sin embargo no lograban menguar la grandeza de las blancas murallas. Y el dragón (siempre he tenido una debilidad por estos seres) está aferrado a una parte del muro, lo ataca con sus llamas...
¿Que ocurrió? a que se debía lo que veía en esta escena? y... que pasaría luego? Tendría que leer el libro para saberlo, lo cual no era problema: ya casi no aguantaba las ganas de comenzar a hacerlo.

Y sin embargo, estaba también El Hobbit. Otro dragón en la portada, que se veía muy majestuoso (como todos los de Howe) sobre una pila de oro, joyas y otros tesoros. Y a un rincón un pequeño personaje... y la extraña palabra 'hobbit'. ¿Cual leería primero?

Finalmente, lo que ocurrió al llegar a casa me dió el empujón que hacía falta para tomar la decisión: llegué con los libros y me encontré con uno de mis hermanos, Rubén, al que también le gusta leer, y se los mostré. Automáticamente cogió El Hobbit y lo comenzó a leer!
¿Y que iba a hacer yo? esperar a que terminara para leerlo? Uhmmm... tenía el otro libro, no?

El artículo de El Dominical (del 21 de mayo del 2000), por el que me había enterado del autor y su obra, comentaba principalmente acerca de El Hobbit y El Señor de los Anillos (ESdlA); pero en uno de los 'puntos extra' al final del mismo, mencionaba de manera muy corta pero precisa que «...los acontecimientos de la Tercera Edad están íntimamente relacionados con la historia de las eras anteriores, que se narran en El Silmarillion (publicado póstumamente en 1977)».
Así que, tenía en la mano el comienzo de toooda la historia, y la oportunidad de comenzar 'cronológicamente'. Entonces, seguiría dudando? Nooo! Venga libro, vamos a ver a que viene todo eso de tu portada :)

Lo terminé de leer y estaba maravillado... y mi hermano aún no acababa con El Hobbit! No resistí, y volví a leer el libro (lo leí como 7 veces antes de que finalmente terminara mi hermano). Luego vinieron El Hobbit y ESdlA, pero ninguno de ellos logró tanto en mi como las historias de 'El Silma' (como por ahi le decimos de cariño).

Lo gracioso es que, luego de meterme más en el tema, conocer y formar parte de la Sociedad Tolkien Peruana (una vez más gracias Howe, aunque haya sido de casualidad), me dí con la sorpresa de que mi caso es poco común.
A la mayoría El Silma se les ha hecho bastante pesado, al menos la primera vez. Algunos porque pensaban encontrar una 'continuación' del estilo narrativo de las otras dos obras; otros porque -al ser un libro que no contiene una, sino varias historias- les parecen algo incompletas; otros porque se hacen bolas con tantos nombres raros.
[Y por cierto, no sería mala idea para los editores tener en consideración, para próximas ediciones del mismo, poner el texto que explica la pronunciación de estos idiomas ANTES del relato, y no al final... cuando ya te pasaste las más de 400 páginas leyendo, por ejemplo, 'Kenya' en lugar de 'Cuenya'.]

Para mi se me hicieron muy fáciles de digerir, me sentía embelesado con cada una de ellas... casi como en aquellas imágenes del grupito reunido junto a la hoguera, escuchando atentos las historias del sabio anciano.
Tanto así me gustaron estas historias, que el deseo de saber más respecto a cada una de ellas, con el tiempo, me llevó a reunir en mi biblioteca particular -de la cual casi casi también se les podría tomar por fundadores- la serie completa de la "Historia de la Tierra Media", colección en la que se muestran las diversas versiones por las que paso cada uno de estos relatos, explicando de este modo como cada cambio, ya sea en cuanto a algún acontecimiento, o incluso el cambio del nombre de algún personaje, llevaba muchas veces a la reelaboración de toda la historia, o hasta influir en el resto de historias.


Y ayer se cumplieron 32 años desde la publicación de este libro, de este gran libro, el que -desde la primera vez que lo leí- se ha vuelto mi favorito de favoritos, destronando de su lugar al que hasta ese momento fue 'El Conde de Montecristo', y manteniendose en ese pedestal hasta el día de hoy.



¡Feliz aniversario, estimadísimo Silmarillion!
¡Y muchísimas gracias maestro Tolkien!



P.D: Para los curiosos, que de seguro se han estado preguntando que es lo que decía líneas arriba, junto a la imagen del libro, pues decirles que es un texto en Quenya, la lengua de los elfos, que armé para esta ocasión.
Y si por ahi hay algún experto que quizá levante su mano para criticar algo del mismo (hola Panchobio! :P), decirle que ha de perdonar tanto que no sea del todo original (ya que en realidad son frases de diversas partes de los libros, aunque un poco adaptados algunos de ellos), como también alguna falta en la gramática... ya que han de comprender que en cuanto a quenya llevo ya bastante tiempo de no practicarlo, si bien aún logro recordar algo de sus normas.

Y bueno, les dejo con el texto del mismo:

Texto en élfico, y su traducción (Mostrar)



2 comentarios:

Rita Vera dijo...

Oye que bacan que te ha quedado ;_; los 32 años del silmarillion es una buena ocasion para echarle un vistazo de nuevo y esta vez con un sabor de libertad que no disfrutaba hace mucho tiempo.
Un abrazo parati

Joseph Ramsey dijo...

Jejeje, gracias :)

Si, es una buena ocasión para volver a sus paginitas... aunque yo tendré que esperar a que me lo devuelvan (se lo presté a un amigo)

Nada como El Silmarillion! :D

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